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Mostrando entradas de marzo, 2010

París, tenemos un problème

Mi móvil interrumpe la conversación que tenemos. Tino, el encargado mientras no estamos en Prólogo, pide ayuda: el monologuista que había previsto se ha puesto malo y nos hemos quedado sin nadie que presentar a tres horas del evento. Es una crisis en toda regla y Alex en París... Mi cara de preocupación se nota y todos se interesan. - Tengo una idea- anuncia Rafa y mira a Nico enigmáticamente. Nos ponemos en marcha con la gran idea, que no sabemos si lo será tanto... De nuevo me pongo en manos de artitas. Si es que no escarmiento. El local está lleno. Le mando una foto a Alex. Rafa sonríe confiado. Eso me tranquiliza.Todo lo arreglamos para que Nico, nuestro italiano más españolizado, lo dé todo y nos sorprenda con su monólogo: Amistad chulapa . Cruzad los dedos... Lo primero que se impone en Madrid es una llamada para quedar y que todos lleguemos más o menos a la misma hora, pues sino, te puedes beber toda la barra hasta que uno consiga aparcar sin tener que estar pendiente de que la

Marea alta Travesía vital

A própósito de la recomendación que hice en mi columna del estupendo Restaurante El Vangón de Beni, una nueva historia quiso salir a la luz. Travesía vital Llevaba en las maletas lo imprescindible: sus fotos más queridas, algo de ropa y su música favorita que le ayudaría a concentrarse mientras volvía a ensayar. Nueve meses después se sentía con fuerzas. No recordaba nada desagradable. Solamente la cicatriz de su rodilla y el ligero corte en el codo habían quedado como pistas. En el exterior, las casas y los árboles se sucedían en el paisaje conocido para él. Lo había contemplado muchas veces desde su caravana. Cerró los ojos y las imágenes escondidas en lo más recóndito de su mente salieron a la luz y se tornaron fantasmagóricas, surrealistas, oníricas: la mano que le fallaba, las piernas que le temblaban, la caída que sucede. El grito del público. Sobresaltado, abrió los ojos . Ante él de nuevo se mostraron las casas y los árboles. Aquel día, además, el cielo gris. Reflejado en e

Stazione Amistad

-Puede que sea divertido- celebra Lupe. -No sé... -Seré tonta. Me acuerdo de él. De Martín. Me le imagino asomado a un gran ventanal frente al Hudson, situando sus ojos en algún punto del horizonte para luego poder plasmarlo en un lienzo que algún día me mostrará. O no. Cuando salgo la mirada de Rafa me parece cálida, acogedora. No me desafía como la de un artista al borde de la creación... Hoy estoy un poco sensible, lo reconozco. -Estáis bellas - nos felicita y sonríe de medio lado. Cuanto más me acerco a él, más reconozco la fragancia de Dolce & Gabbana. Ya en el coche de mi amiga, mientras cantamos una canción de Coti que nos encanta a las dos, Buenos Aires (Gatos y Palomas, 2007 Sony) : "Cuando más lejos de ti yo me voy más te siento cerca mío y más te busco por otras ciudades. Tu piel de mar marrón. Tu septiembre luminoso como un alma ahogada en pena por las calles de adoquines perfumadas de cemento mojado. La misma edad y otro bar en decadencia y otra cuadra que cambió.

The Italian job

Ayer viernes, me di cuenta que hacía casi quince días que entre unas cosas y otras no sacaba a pasear mi ropa del gimnasio, es decir, no acudía al santuario de la salud y de la belleza según reza su llamativa publicidad. Mi conciencia hace que llame a Lupe y tire de ella para que hoy apareciéramos, aunque fuera a una clase de Jazz fussion. No nos hemos levantado demasiado tarde pero todavía confusas aterrizamos entre amantes del deporte y música rítmica que te persigue por todos lados. Llega la hora y hay que meterse. - Hola. Hoy voy a daros clase yo. Soy Rafa. Nos os desmayéis que sé que os voy a desconcentrar. Es mutuo. Cuando le vi solo fuera hablando con Azu, la recepcionista, y con unas listas, me pareció que estaba muy ocupado y no pude saludarle. Ahora me lo explicaba. Todas estaban muy contentas de que semejante macizo nos diera clase. A mí, mucha gracia no me hacía. Él por su parte, me miró y sonrió con la seguridad que le caracterizaba. -¿Qué tal?- me dijo y un “Os voy a ma

Marea alta Querido Madrid. Después del 11 M

En Madrid los atentados del 11 de marzo de 2004 sacaron a la luz el alma de esta ciudad. Más allá de separar a los madrileños nos unió y juntos empredimos el camino para rehacernos con las cenizas de aquel día gris que tocó nuestros corazones. En este aniversario, vaya este homenaje para ti. Querido Madrid Querido Madrid, te escribo estas líneas para hacerte saber grandes verdades que debes conocer, desde mi visión de madrileña criada entre la Casa de Campo y la Sierra de árboles verdes y pinos de los que caían piñones que recogíamos cuando era la época, sin olvidarme de las reuniones allí celebradas con abuelos, tíos y primos que recordaré toda la vida. Jornadas de sol y cantos de pájaros en tus pulmones. A estas alturas sabrás, pues muchos han escrito sobre ello, que tu techo, tu cielo, es único, que tu luz entrega lo que no dan otras bóvedas. Sentarme en una terraza dejando que tu azul me acaricie mientras degusto unas patatas fritas y unos berberechos, me alegra el día. Que todo se

Marea alta Como siempre en el 14 de febrero

En el Día de los Enamorados no sólo los restaurantes, las terrazas más in y los hoteles se llenan. Hay tantas historias de amor como personas poblamos este mundo. Como siempre en el 14 de febrero Catorce de febrero. Por fin. Me peiné con raya al lado como a ti te gusta. Me enfundé en el traje azul tan parecido al que llevaba cuando nos conocimos en el Baile de los Enamorados de tu pueblo. Cuando me viste aparecer sonreíste y no dejaste de mirarme hasta que me decidí a sacarte a bailar. Saqué el pañuelo que trajiste de Italia, de aquel viaje que hiciste con tu hermana que al principio no me hizo mucha gracia. Busqué la corbata que me regalaste por mi cumpleaños, la de seda. Está como el primer día y me he hecho el nudo centrado, como tú me enseñaste. Mi imagen se reflejó en el espejo. Me gustó mi aspecto y sonreí. Cogí la cartera y las llaves y salí hacia la floristería donde compré el ramo de rosas rojas más grande y más oloroso. Elegante e impaciente llegué al umbral. Había bastante g

Amor y Disney, on the rocks

La tarde que dediqué a mi sobrino, aprendí varias cosas, entre ellas que hay que saber bien dónde llevamos a nuestro pequeño y que el amor puede ser algo intenso y mágico para el que lo vive y curioso o extraño para los que lo vemos desde fuera. Gracias a unas entradas que consiguió Alex en la Redacción, acudimos a Princesas On Ice , un espectáculo de patinaje para niñ@s, aunque, en realidad, en mi humilde opnión, creo que es un despliegue de sonido y colores para niñas que adoren las historias de Disney y el marketing extra rosa. El hilo conductor eran la estrella invitada Campanilla, Mickey y Minnie y el adorado por Maurice, Goofy. Así diversos cuentos de príncipes y princesas se desarrollaban a ritmo de hielo. Una niña fascinada ante tanta dicha y canciones dulces preguntaba a su mamá: ¿Y ahora es cuándo se enamoran? ¿Se enamoran ya? Sí, contestaba la madre. Mientras Maurice jugaba con su moto y comía palomitas más atento a los comentarios de Alex que a las piruetas de los personaj

¿De dónde vienen los niños?

Escribo desde la casa de mis padres, que se ha convertido en el campamento base para los Flinn y familia. Marta, Leo y Maurice han venido unos días y no puedo dejar más tiempo sin contaros la gran noticia: la cigüeña dejó en París un nuevo sobrin@ para mí... Estoy emocionada. Mi hermana está muy feliz pero se encuentra bastante revuelta. Con Maurice fue todo tan fácil que se siente descolocada. Algo así como estar todo el día en un barco con oleaje... Queremos que descanse, así que mañana mi padre y Leo verán el fútbol y Marta se paseará y se irá de shopping con mi madre mientras Alex y yo nos llevamos por ahí a Maurice. Es un cielo de niño y adora a Alex. Quizá llevemos en la sangre lo del cariño por mi amigo. Este comentario provoca en mi compañero de andanzas una sonrisa. Con los Flinn siempre se siente en familia. Todavía no sabemos qué sexo tendrá pero mi madre y yo no dejamos de fantasear con la posibilidad de que otra nena se una al clan... Mi mente no deja de volar hacia DKNY,

Cómo empezó... y continúa

El sonido de la lluvia hacía acogedor el interior del automóvil. Olía a ella, se dijo. - Toma, unos pañuelos. Sécate, Leo. Tienes… - por un instante se sintió tentada a acariciarle la nuca como tanto deseaba. Mientras, él intentaba no manchar demasiado el asiento, tratándose de secar. Los ojos de Leo depararon en la cara de ella. Quería decirle lo que sentía pero estaba mudo. Le superaba. Se limitó a darla las gracias y secarse la cara y los brazos, que a ella le parecían pedir a gritos que la rodearan. - ¿Ya estás?- preguntó una Marta incapaz de concentrarse. De un golpe de vista, la observó. Estaba guapísima. Se había soltado el pelo pues lo tenía mojado. Le caían gotas por el cuello y él decidió secárselas. Dulcemente, pasó el pañuelo, en lo que claramente fue una caricia, que terminó por descolocarla. -Leo.- rogó, apartando su mano. – Creo que no es buena idea. –Fuera, la lluvia arreció más. - ¿Por qué? – y se acercó a ella. La tomó la cara y acarició su pelo húmedo. ` Los ojos gri